Sunday, January 6, 2008

robando palabras

no hay remedio para las palabras, tarde o temprano nos traicionan. y de la peor forma. hasta pueden llegar a dejarnos completamente desnudos ante el oído atento. pero eso debería ser tema de un post que jamás publicaré. mientras, robemos palabras de personas que envidiablemente saben jugar con ellas.


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Don Fabrizio conocía desde siempre esta sensación. Hacía decenios que sentía cómo el fluido vital, la facultad de existir, la vida en suma, y acaso también la voluntad de continuar viviendo, iban saliendo de él lenta pero continuamente, como los granitos se amontonaban y desfilan uno tras otro, sin prisa pero sin detenerse, ante el estrecho orificio de un reloj de arena. En algunos momentos de intensa actividad, de gran atención, este sentimiento de continuo abandono desaparecía para volver a presentarse impasible en la más breve ocasión de silencio o de introspección: como un zumbido continuo en el oído, como en tictac de un reloj se imponen cuando todo calla, y entonces nos dan la seguridad de que siempre han estado allí, vigilantes, hasta cuando no se oían.


En todos los demás momentos le había bastado siempre un mínimo de atención para advertir el rumor de los granitos de arena que se deslizaban leves, de los instantes de tiempo que se evadían de su mente y le abandonaban para siempre. Por lo demás, la sensación no estuvo antes ligada a ningún malestar. Mejor dicho, esta imperceptible pérdida de vitalidad era la prueba, la condición, por así decirlo, de la sensación de la vida, y para él, acostumbrado a escrutar los espacios interiores ilimitados, a indagar los vastísimos abismos internos, no tenía nada de desagradable: era la de un continuo y minucioso desmonoramiento de la personalidad junto con el vago presagio de reedificarse en otro lugar una personalidad ---a Dios gracias--- menos consciente pero más grande.

Saturday, November 24, 2007

la tortuga de agua dulce

"ese dulce mal", de patricia highsmith, no me llamó particularmente la atención, tal vez porque la anécdota no me gustó, más allá de que los personajes (y sobre todo sus observaciones) sí lo hicieron.

hace unos días, n. me pasó un link a "la tortuga de agua dulce"; no tiene desperdicio.

Sunday, October 21, 2007

el llavero

más de alguno se sorprendió alguna vez viendo la cantidad de llaves que tenía en mi llavero; el número nunca bajaba de nueve o diez llaves, más la chapa de bronce que apenas le queda pintura.

en los últimos dos meses, era una marca más en la cuenta regresiva. el llavero enflaquecía a medida que se acercaba el 3 de octubre. primero fueron las llaves del trabajo, un mes después la de la facultad, y el último día, las llaves de mi casa.

ayer alguien me preguntó por qué tenía en mi llavero dos llaves que no servían para nada. la respuesta es fácil: es mi último lugar seguro, ese lugar en el que, pase lo que pase, siempre voy a encontrar oscuridad, los dos mismos discos para dormir la siesta y el acolchado con ese olor que no me gusta.

y aunque sepa que hasta el último lugar seguro siempre termina incendiado, apreto mis llaves hasta que la mano duela, y vuelvo a casa silbando bajito.

Wednesday, October 17, 2007

vergüenza

15 votos contra 15. ese es el resultado de la votación en el senado del artículo para despenalizar el aborto. la vergüenza de llamarse país laico pero no serlo.

Monday, October 15, 2007

reincidiendo

cuando espero mucho tiempo por algo, tarde o temprano empiezo a temer que cuando llegue, me vaya a defraudar. hacía más de dos años que esperabamos para escuchar por segunda vez a la pequeña orquesta reincidentes, y cuando fijaron un recital en buenos aires, fue una excusa más para cruzar el río.

por supuesto, sacamos las entradas con mucho tiempo, para estar más que seguros que no nos íbamos a quedar afuera, pisoteados por el malón de fanáticos agolpados ante las puertas a la hora de la función.

cuando el día llegó, fuimos con bastante tiempo y... sorpresa: no había prácticamente nadie. ¿se habría suspendido? ¿habríamos llegamos demasiado pronto en términos porteños? la respuesta es que sí habíamos llegado muy temprano (el recital empezó 45 minutos tarde, lo que hizo algo más de una hora de espera); pero no, no se había suspendido: simplemente, casi nadie fue a ese recital.

y en parte, luego de conocer la sala, era una decisión comprensible: las butacas son viejas y el teatro tiene olor a humedad ---en otras palabras, a la altura de cinemateca---, el sonido era espantoso ---nuevamente, a la altura de cinemateca--- y el que manejaba las luces no tenía mucha idea de su oficio (hasta yo me di cuenta de eso, y no sé nada del tema). como frutilla de la torta, dos idiotas que casi no paraban de hablar se sentaron atrás de nosotros.

sin embargo, puedo decir (casi) sin temor a equivocarme que fue el mejor recital que escuché en muchos años. cada uno de los temas sonó mejor que el otro, y ellos tocaban cada vez con más ganas. la pequeña orquesta es una banda para escuchar en vivo, ya lo sabíamos, pero nunca me esperé que sonara tan pero tan bien. creo que todos (salvo los idiotas de atrás) queríamos que el recital nunca se terminase... y de hecho casi lo logramos: los hicimos volver, después de dos horas de tocar sin parar, a hacer los bises.

terminé aplaudiendo de pie ---algo que casi nunca hago--- junto a todo el teatro; me quedé con las ganas de ir a darles la mano a uno por uno, y decirles gracias, gracias por dejarme con un nudo en la garganta de tanta emoción y una sonrisa en la cara que no se me fue en la hora y media de caminata que nos llevó volver al hostal.

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buscando la dirección del sitio web, me entero que el 21 de noviembre van a tocar en la sala zitarrosa. parece un chiste. será la próxima.

Monday, September 24, 2007

transcurre, pero no pasa

hay una cosa ---entre muchas--- que debo reconocerle a natalia: me enseñó a rechazar o a enamorarme de un libro por su primer párrafo. parece bastante simplista, pero hasta ahora me ha resultado (y supongo que, cuando no lo haga, se lo podré atribuir a "la excepción que confirma la regla").

hace relativamente poco me sucedió con la siguiente frase:

transcurre, pero no pasa.

y, aunque el libro no lo leí, sólo por esto creo que ya vale la pena.