Sunday, October 21, 2007

el llavero

más de alguno se sorprendió alguna vez viendo la cantidad de llaves que tenía en mi llavero; el número nunca bajaba de nueve o diez llaves, más la chapa de bronce que apenas le queda pintura.

en los últimos dos meses, era una marca más en la cuenta regresiva. el llavero enflaquecía a medida que se acercaba el 3 de octubre. primero fueron las llaves del trabajo, un mes después la de la facultad, y el último día, las llaves de mi casa.

ayer alguien me preguntó por qué tenía en mi llavero dos llaves que no servían para nada. la respuesta es fácil: es mi último lugar seguro, ese lugar en el que, pase lo que pase, siempre voy a encontrar oscuridad, los dos mismos discos para dormir la siesta y el acolchado con ese olor que no me gusta.

y aunque sepa que hasta el último lugar seguro siempre termina incendiado, apreto mis llaves hasta que la mano duela, y vuelvo a casa silbando bajito.

3 comments:

Zeta said...

Habría que pegarle una enjuagada al acolchado.

Rodia said...

Yo no creo que los last safe place siempre desaparezcan. Y el de Hotel Denouement fue de los libros que menos me gustaron (no por estilo ni por contenido, sino por posición). Pero ya sabemos que seguro no tengo razón.

diego said...

el acolchado está limpio (luego, no es mío).

rodia, ¿leímos los mismos libros?